viernes, 25 de septiembre de 2020

Arturo y el monstruo “Contaminator”

 

Arturo y el monstruo “Contaminator”

 "Enseñar a cuidar el ambiente, es enseñar a cuidar la vida"



He recorrido muchos lugares del Ecuador, mi nombre es Arturo y he viajado a sitios recónditos, lugares inexplorados donde la naturaleza pasea libremente sin intención de molestar a nadie. He escalado grandes montañas en el Oriente ecuatoriano, visitado selvas verdes y húmedas llenas de monos y ranas de todo tipo; he jugado en altos columpios y permitido que el oxígeno se escape de mis pulmones en volcanes tan fríos como el polo norte. En estos lugares la naturaleza me ha pedido ayuda para embellecerla aún más, y yo gustoso he prestado mis manos y mis conocimientos para lograr cumplir con sus peticiones.

Voy a contarles una historia que llena mi corazón de alegría y realza mis labios, en lo que supongo es una sonrisa. Pido presten atención a esto que me pasó. Hace mucho tiempo atrás, cuando viajaba por el Ecuador, en busca de aventuras, llegue, guiado por la intuición, a un pequeño lugar. Tomé un bus desde el Oriente Ecuatoriano a algún lugar inesperado, no sabía a donde iba y esa era mi nueva aventura. Al llegar a la última parada del bus y bajarme de él, descubrí que estaba en la costa, pues ante mi tenía el mar, el sol llenaba de brillos la superficie salada y hacia lucir el lugar con más vida de la que, días después, descubrí que no tenía.

 

Este lugar del que les hablo se llama Puerto López y queda en la costa ecuatoriana. En este sitio existen muchos árboles como moyuyo y algarrobo, también hay animales como venados, guantas, armadillos, tigrillos, ballenas, piqueros de patas azules y pelicanos. En este lugar, la mayoría de personas se dedican a la pesca, esa es su principal fuente de trabajo. También se realizan muchas actividades turísticas como el avistamiento de ballenas o delfines rosados. Las personas van a visitar este lugar por sus hermosas playas, por ejemplo: en la isla de la plata, se puede andar en bote o realizar competencias de natación entre amigos.




 

Decidí explorar el lugar y ver que atractivos había y que actividades, en la naturaleza, podía hacer en mi estadía. Pero descubrí que el lugar no era como yo pensé, había muchas actividades negativas que no me gustaron. Paseando por el lugar terminé llegando a una zona llamada “La poza de la muerte”, aquí había un monstruo enorme lleno de desechos, que escurría agua verde y negra por todas partes, y su olor era abrumador; intenté huir, pero no podía hacerlo porque no sabía dónde estaba. Así que empecé a correr en cualquier dirección, pero a donde miraba había basura por todas partes. Cuando me detuve, estaba en un pueblito llamado Vueltas Largas, este lugar tenía mucha vegetación, pero cuando preguntaba a las personas cuáles eran sus nombres: ellos no sabían. Estas personas estaban quemando basura, había mucho humo, y el lugar parecía sombrío, solo podía ver un bosque oscuro que amenazaba con tragarme y nunca dejarme salir. Preguntando a algunas personas pude llegar al hotel donde estaba hospedado con el firme propósito de irme de aquel lugar para no volver nunca más. Pero era de noche y estaba cansado, así que decidí dormir y salir en la mañana

 

Aquella noche soñé que estaba en un hermoso bosque lleno de plantas como las que vi en el pueblito en el que me perdí, pero ahora no había humo, y los rayos del sol iluminaban todo el lugar, podía ver a los pájaros, los venados paseaban en parejas, había muchas flores de diversos colores y yo estaba feliz recorriendo ese lugar. La naturaleza estaba hablándome, pidiéndome que me quede. Desperté de aquel sueño, con la firme decisión de ayudarla, quería hacer muchas cosas para evitar que se siguiera quemando la basura y para que las personas conozcan los nombres de sus plantas, en especial me enfrentaría a ese monstruo oloroso que chorreaba agua sucia y desechos y esta vez yo ganaría. Pero no sabía por dónde iniciar o a dónde ir.

 

La hija de la dueña del hotel donde estaba, me vio triste y al contarle lo que había sucedido decidió ayudarme a luchar contra los monstruos que amenazaban a la naturaleza. Decidimos partir rumbo al municipio, un castillo enorme en el que había muchas oficinas y personas, mi acompañante conocía perfectamente el lugar. Hablamos con muchas personas y subimos y bajamos muchos pisos. Hasta que llegamos al lugar indicado, la última oficina, una habitación en cuyo centro se encontraba el jefe del lugar. Al explicarle lo que había pasado y mostrarle nuestras tácticas de guerra para enfrentarnos al monstruo, al que llamamos “contaminator” el jefe puso a nuestra disposición un ejército de soldados y las personas del lugar también se unieron a nuestra marcha para acabar con el monstruo.

Nos enfrentamos a él en una última batalla, esta sería la definitiva, ganábamos o nos ganaban. Días enteros duró el encuentro, algunos de los soldados cayeron en el campo de batalla, otros se rindieron. Pero poco a poco fuimos ganando terreno, avanzábamos a ritmo lento, pero con pasos seguros. Primero conquistamos los bosques, liberándolos del humo y permitiendo que los animales salgan a pasear y las plantas vuelvan a crecer.  En el proceso mi acompañante nos contaba sobre los usos de ciertas plantas, sobre los nombres de las flores. Llenos de conocimiento llegamos hasta donde estaba “contaminator”, lo atacamos directamente, el ejercito lo destrozaba y las personas recogían las partes en bolsas enormes. Lo derrotamos, acabamos con él. El lugar ahora es sitio tranquilo en el que las personas pueden divertirse y pasear con sus familias, otras personas también van a este lugar porque saben que ya no existe “contaminator”.

Podcast informativo sobre Arturo (sujeto).

La naturaleza es el hogar de toda la biodiversidad, los humanos solo estamos de visita

Arturo y el monstruo “Contaminator”

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